sábado, agosto 11, 2012

En Bujanka al Paraíso

Bujanka bujanka
bujanka querida
bujanka anhelada
me llevas me traes
me inspiras me pones
con jota rotunda
con bellos pistones.



Te quiero te anhelo
te sueño te espero
rodando sin fin
iremos al cielo
al cielo infinito
al cielo soñado
de rutas al viento
y caminos alados.



Bujanka querida
bujanka matryoshka
sácame de aquí
llévame contigo
no me importará
cual sea el camino.



Para empezar permítanme explicarles que bujanka se pronuncia con jota, como cojones, y no con la confusión creada con esa letra tan española y rusa que es la jota -aunque en ruso se escribe equis, como don Quixote- en otros idiomas usada como la y griega en castellano, para expresar varias palatizaciones.


Dicho esto, volvemos a ese vehículo tan soviético, aunque no por su apariencia. Si pensamos que el frontal de cada vehículo de alguna manera corresponde a una cara, el de la Bujanka es amable, humilde y muy proclive a ser caricaturizado, aunque claro, su origen soviético y más aun su uso militar no abundaron en la mercadotecnia necesaria para iconizar un vehículo que de haber sido occidental hubiese sido tan popular o tal vez más que las furgonetas Volkswagen, tan populares hoy en día en reclamos publicitarios dirigidos a la juventud y a a los alternativos, sugiriendo libertad, afabilidad, 'creatividad' entre comillas porque vaya que detesto la palabreja y en fin, todo de lo que carecemos hoy en día, aborregados todos por la gran globalización, coma hamburguesas y beba cola, un mundo ideal para los vendedores de laxantes. Digo más popular que la VW, ya que es todo terreno.


Pero, siempre hay un gran pero, ideada para un ejército de reclutas, donde la mano de obra era gratis y abundante, parece ser que la pobre Bujanka siempre necesita mecánico de guardia, por lo menos es lo que dicen sus detractores. Tampoco estoy muy al tanto de los consumos energéticos, pero no me sorprendería que estos fuesen colosales. Así que la Bujanka que en algo se parece a una Matryoshka, también tiene sus defectillos, lo que no impide que mi amor sea grande y redondeado como sus contornos.


Así que emprendamos un viaje virtual a bordo de una Bujanka, kilómetros sobran en su tierra y malas carreteras también. Para empezar crucemos un río, un río son dos orillas y sin puente ni barca podrían estar la una en Marte y la otra en Australia, pero a pesar de todo el mismo tiempo, la misma lluvia, el mismo frío o calor y en fin, al lado pero mundos aparte. Las dos orillas se quieren, viven juntas, son uno, pero sin puente, ay, sin puente ni barca, se acabó el cariño. Bujanka, llévame a la otra orilla.

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