lunes, octubre 08, 2012

Empanadilla de Setas

      Все счастливые семьи похожи друг на друга, каждая несчастливая семья несчастлива по-своему.

Afirma el gran Tolstoy en la primera frase de su Anna Karenina que todos las familias felices se parecen mientras que las infelices son más singulares en su mal vivir. En casa de Dyadya Vasya a mi me pareció ver una familia feliz y a la vez muy original en su estar.


 Antiguo paraca, Dyadya Vasya conserva la madera de los duros en su edad provecta, pero se nota que por duro que haya sido este tío tiene un gran corazón. Incapaz de pronunciar mi nombre aun en su forma más corta me llamaba Vova, todo porque se me ocurrió decirle la tan repetida por mi muletilla a la hora de explicar cómo me llamo y porqué en una lengua en la que no es traducible mi nombre. Al decirle que mi nombre en mi país es tan popular como el de Volodya en ruso, pues pensó te llamas Vova y se acabaron los problemas de pronunciación.


 Un hogar sencillo pero resplandeciente, en el que me imagino Tatyana juega un papel muy importante. Por la tarde preparó junto con su amiga empanadillas de níscalos, una verdadera delicia. Sentado en la cocina contemplé el trabajo de las dos mujeres deleitándome en una atmósfera totalmente acogedora.


 El desayuno antes de la partida fue además de copioso, a la antigua. Como los abuelos aquí en mi tierra que solían desayunar con un trago de aguardiente, dyadya Vasya insistió en que había que despedirse de corazón o sea brindando con vodka, no suelo beberla pero ¿cómo renunciar a tal placer y tal estado de ánimo? Desde aquí te repito: Gracias y sobre todo: ¡Salud Dyadya Vasya!



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